Bienvenidos a ATIMANA-DAH.

ATIMANA-DAH lucha cada día por y para las personas que se ven afectadas por el TDAH, desde el ámbito familiar, escolar, social e institucional.

Pueden contactar para cualquier consulta sobre este blog en el correo: secretariaatimana@gmail.com

No olvides visitar nuestra web: http://www.atimana.org/pagina-principal/




ASÓCIATE

ASÓCIATE
Juntos somos más, juntos podemos más

Mitos y falsas creencias acerca del TDAH

Son demasiados los que tienen falsas creencias sobre el TDAH y ésto es imprescindible eliminarlo.

Cada día los padres y familiares de los niños y niñas con TDAH encontramos voces que nos recriminan a nosotros mismos o a los niños. 
Los niños son: vagos, maleducados, malos, insoportables…
Los padres somos: malos padres que no les prestamos atención, sin responsabilidad, que no queremos esforzarnos…

Los mitos y falsas creencias sobre el TDAH perjudican a todos, afectados y familiares. Asustan a las familias y las confunden, no se da importancia a los síntomas justificándolos con estas falsas creencias y retrasando o eliminando la posibilidad de diagnóstico y tratamiento.

Por todo esto es indispensable concienciar a la sociedad sobre el TDAH y desterrar estos falsos mitos. Una sociedad informada derivará en la eliminación de etiquetas en los niños y en un diagnóstico precoz que es muy necesario.



Falsas creencias o mitos sobre el TDAH:

-          El TDAH no existe: El TDAH existe y no es un invento ni de la psiquiatría ni de las farmacéuticas. No hay intereses económicos detrás de este trastorno y está descrito desde hace más de 100 años.

-          El TDAH es culpa de los padres: El TDAH es de origen neurobiológico, no es culpa de los padres ni de los profesores, no es culpa de nadie. No existe relación entra la forma de educar a los niños y el TDAH. El contexto puede mejorar o agravar los síntomas, pero estos siempre estarán ahí.

-          El TDAH desaparece en la adolescencia: El TDAH es un trastorno crónico, es decir, de por vida. Por tanto va a continuarse durante la adolescencia y la edad adulta.

-          El TDAH se debe a la alimentación: No existen evidencias científicas de que los alimentos, aditivos de éstos e intolerancias alimentarias o alergias produzcan TDAH o aumenten los síntomas. Las dietas específicas no sirven para controlar el trastorno.

-          El TDAH es una adaptación a la vida moderna que es más rápida y con mayores estímulos: El TDAH es un trastorno que se describe desde hace 140 años y en sociedades, entornos y culturas diferentes y no necesariamente con ese “ritmo moderno”.

-          La medicación es peligrosa produce adicción y retrasa el crecimiento: Ni el metilfenidato ni la atomoxetina (su uso reduce el riesgo de abuso de drogas en la adolescencia en chicos con TDAH). El desarrollo en niños con TDAH se completa de forma normal tras la adolescencia, por lo que podemos decir que ninguno de los dos fármacos retrasan o paran el crecimiento. El metilfenidato tiene a sus espaldas muchos años de experiencia y estudios sobre sus efectos y ha demostrado ser un tratamiento efectivo y seguro, también la  atomoxetina, ha demostrado seguridad y eficiencia.


-          Si el niño no es hiperactivo no tiene TDAH: Este trastorno tiene tres síntomas nucleares que lo dividen en tres subtipos: hiperactivo-impulsivo, inatento y combinado. En el caso del subtipo inatento no se da hiperactividad o esta es muy baja.

Diagnóstico temprano y tratamiento multimodal para el mejor resultado en el TDAH

¿Por qué un tratamiento multimodal?

Hasta ahora se ha demostrado el más eficiente. Consiste en combinar medicación, tratamiento psicopedagógico, psicológico, educación de padres, cambios en el contexto y tratamiento en comorbilidades.

La medicación es necesaria pero solo es una parte de la ecuación. La medicación ayuda a regular la conducta. Con ello conseguimos que otros tratamientos indispensables como el pedagógico y el psicológico tengan el efecto deseado.

La psicopedagogía enseña las estrategias necesarias para controlar el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad, les enseña a aprender, a organizarse, etc.

Desde la psicología se abordan diferentes problemas y en muchos casos comorbilidades asociadas al TDAH como puede ser la ansiedad, la depresión o el TOD.



Evaluar, diagnosticar y tratar: cuanto antes mejor

Un niño con TDAH que no ha sido diagnosticado y/o tratado adecuadamente tendrá más riesgos durante su niñez, en la adolescencia y la edad adulta:
-          Fracaso escolar.
-          Baja autoestima
-          Desarrollo de comorbilidades como la ansiedad, la depresión o el TOD.
-          En la pubertad y la adolescencia: riesgo de consumo de drogas, de otras adicciones, de conductas delictivas…
-          Problemas en las relaciones sociales.
-          Problemas en el trabajo.
-          Problemas en las relaciones de pareja.
-          Más probabilidad de sufrir accidentes de coche.

Es recomendable iniciar un tratamiento precoz, pero el TDAH puede empezar a tratarse más tarde, probablemente se darán más dificultades, pero lo más importante es tener en cuenta que
                                                              " nunca es tarde " .

El resultado de un tratamiento tardío dependerá de diferentes factores, como el grado en que se presenta el trastorno, las comorbilidades existentes, la predisposición… Pero hay probabilidades de éxito, por lo que debemos buscar la solución en cualquier momento.




La edad adulta en el TDAH


Sí, el TDAH se da en adultos, porque se trata de un trastorno crónico. Debemos desterrar la idea de que se trata de un trastorno infantil que desaparece con la adolescencia.

Los adultos necesitan un buen diagnóstico y un tratamiento efectivo. Los niños y adolescentes diagnosticados cuando llegan a la edad adulta siguen necesitando apoyo y en muchos casos tratamiento.
En la edad adulta los afectados por el TDAH heredan una experiencia vital positiva o negativa dependiendo de cómo se halla afrontado el trastorno, si ha sido de forma temprana y adecuada o no. Un niño diagnosticado y tratado prematuramente será un adulto con una buena adaptación, regulado y con conciencia de sus dificultades, pero con las herramientas necesarias para afrontarlas de forma adecuada.

Pero que el niño o adolescente con TDAH que es ahora un adulto no haya sido diagnosticado y/o tratado no significa que esté todo perdido.

El objetivo es conseguir que el adulto sea una persona adaptada, con una buena calidad de vida, al fin y al cabo, que sea feliz. Tratarlo desde la infancia es la mejor opción, pero no podemos olvidar los adultos que no han podido acceder a ese diagnóstico y tratamiento temprano. Los adultos con TDAH no diagnosticados son también un objetivo importante.

El tratamiento es factible a cualquier edad, también en la edad adulta podemos acudir a un profesional demandando diagnóstico y  tratamiento, y hay grandes probabilidades de éxito.
Normalmente el adulto con TDAH sabe desde hace tiempo que algo no va bien. Cada vez son más los adultos que van en busca de ayuda y que se deciden a iniciar una evaluación en busca de un diagnóstico y un tratamiento. Cuando se da el diagnostico el sentimiento de alivio suele ser común para muchos, por fin hay explicación a lo que les ocurre.

Pero las circunstancias aún no son las mejores. El desconocimiento del trastorno, las circunstancias contextuales que rodean al afectado, las características personales que le han ido formando; pueden retener o imposibilitar la búsqueda de ayuda. Por desgracia, todavía son muchos los que siguen marcados por etiquetas que resaltan características negativas que explican su comportamiento y su trayectoria vital, a veces esto supone un impedimento para la búsqueda de respuestas. Simplemente se es así.
Por ello desde las asociaciones como ATIMANA-DAH luchamos para dar a conocer el TDAH en adultos y proporcionar ayuda: apoyo, asesoramiento, evaluación y diagnóstico.  Junto a esto, se emprenden acciones con las  administraciones implicadas para implementar planes de atención a los adultos con TDAH.

El cambio en la vida del adulto con TDAH cuando sabe qué tiene y qué puede hacer es notable. Debemos concienciar sobre la necesidad de detectar el trastorno y sobre la idea de que nunca es tarde.


Adolescencia y TDAH

El TDAH es un trastorno crónico y por tanto se da también en adolescentes y  adultos.

Este trastorno no desaparece al llegar la adolescencia aunque hasta hace poco se creyera así. La hiperactividad, puede ser menos evidente. Pero el trastorno sigue ahí, la hiperactividad en muchos casos se internaliza, el déficit de atención y la impulsividad persisten de manera significativa. Las funciones ejecutivas también se ven afectadas y esto continúa en la edad adulta también.

¿Qué ocurre con la adolescencia?

Pubertad y adolescencia conllevan cambios significativos tanto físicos como emocionales. Estos cambios pueden ser problemáticos o no, todo depende de la persona y también del entorno, o más bien de la suma de ambos.

El adolescente pasa por un proceso en el que comienza a fijar su propia identidad, a comprender su sexualidad, a enfrentarse a la vida de forma independiente. No tiene por qué suponer un problema, pero puede llegar a serlo. Los chicos y chicas con TDAH tienen mayor probabilidad de presentar más dificultades en esta etapa.

No debemos olvidar que partimos de la base de un trastorno que dificulta enormemente la ejecución de muchas tareas. El niño con TDAH tiene dificultades para atender, para reflexionar antes de actuar, para aprender de los errores, para responder a recompensas y castigos, etc. A todo esto se suman los cambios y riesgos de la adolescencia.
El riesgo de aparición de otros problemas durante la adolescencia en relación con el TDAH está mediatizado por el grado del trastorno, el contexto y la existencia o no de comorbilidades.

Durante este periodo existe riesgo de que aparezcan conductas negativas. Pero con el TDAH este riesgo se acentúa. La impulsividad juega un papel importante, aumenta el riesgo de conductas no reflexivas que acaben en consumo de drogas o conductas delictivas. Pero hay cierto grado de tranquilidad, los diferentes estudios realizados nos dicen que si se ha dado un diagnóstico y tratamiento precoz este riesgo disminuye de forma notable.

El diagnóstico y tratamiento temprano, así como un tratamiento adecuado (el más recomendado y de mayor éxito es el multimodal), conlleva mejores resultados y menos complicaciones durante la adolescencia. Hay que tener en cuenta que es necesario no solo tratar el TDAH sino también las comorbilidades si estas aparecieran.

Un niño con TDAH que no ha sido diagnosticado y/o tratado adecuadamente tendrá más riesgos en la adolescencia. Se conservarán los problemas de la niñez a los que se añadirán los de la adolescencia y muy probablemente comorbilidades derivadas de la afección.

Otro punto importante a tener en cuenta es el alto fracaso escolar que se deriva del trastorno. Si ha conseguido evitarlo el colegio, las posibilidades de fracaso aumentan en la adolescencia. A esto se suman los sermones constantes, las críticas de cada día, diferentes etiquetas (malos, vagos y otras igualmente negativas). Todo esto les lleva a un sentimiento notable de frustración y una autoestima negativa derivada de estos fracasos y críticas, que no se relacionan en absoluto con su dedicación, trabajo o inteligencia.

El TDAH puede empezar a tratarse más tarde, aunque probablemente con más dificultades. El resultado dependerá de diferentes factores. Aún así existen muchas probabilidades de éxito. Nunca es demasiado tarde.

Los padres tenemos miedo de lo que pueda ocurrir en cualquier momento. La adolescencia es una etapa especialmente crítica y preocupante. Pero debemos estar seguros que con la preparación adecuada será una etapa más, tan maravillosa como cualquier otra.